martes, 18 de agosto de 2009

36.UNA EXTRAORDINARIA GALERIA SUBMARINA

Miguel seguía sentado en aquel viejo restaurante del paseo marítimo, situado en un extremo de la playa, donde las rocas formaban una especie de ensenada.
Miraba continuamente el reloj, ansioso porque sonaran las 7 de la tarde.
Una simple alarma lo separaba de ese mundo mágico, maravilloso y armonioso que tanto le hechizaba.
Le esperaba todo un mundo habitado por millones de organismos, algunos todavía por descubrir.

¿Quien podía negarle el inmenso encanto que producía nadar junto a los peces, conocer los más bellísimos arrecifes de corales o visitar las ruinas de un barco que naufragó hace cientos de años?
Todo un universo se escondía bajo las olas, esperando a que curiosos e indagadores como él, lo descubrieran.
De un día a otro, variaba tanto el fondo marino, que Miguel sentía que no había estado en ese lugar, siempre encontraba algo que le paso inadvertido en la anterior inmersión.
Miguel conseguía el pasaporte hacia ese mundo mágico y sorprendente, poniéndose las aletas, enfundándose en su viejo traje de neopreno y sumergiéndose en las aguas templadas y cristalinas.
Algún día, si Dios quiere, pensaba entusiasmado, iré a las Maldivas, y me sumergiré en sus traslucidas y delicadas aguas, y veré las más espectaculares barreras de coral del mundo.
Allí sentado, relajado, respirando el salitre de la mar, le alcanzaban recuerdos de tiempos pasados, cuando él era más joven. Las primeras inmersiones, las realizó con su padre, bajando a una profundidad máxima de 15 metros, por lo general solían estar unos 20 minutos de inmersión, a 130-150 bares con una botella de 15 litros.

Aún recuerda la primera vez que vio a una morena, con la mitad de su cuerpo fuera de la cueva y su boca abierta de par en par, en aparente acción desafiante, ¡Qué miedo pasó en ese momento! ¡Qué tiempos aquellos!
Aún puede oír a su padre en la lejanía susurrándole:

-Si queremos preservar este paraiso,hay que ir con mucho cuidado, cuida que tus aletas no remuevan la arena del fondo, pues podrías perjudicar gravemente a los corales
O aquello otro de:
- No debes tocar ni llevarte nada
Si su padre levantara cabeza y echara un simple vistazo se horrorizaría sobremanera; ahora, el equilibrio del fondo se había visto afectado por los vertidos y la basura que han ido desprendiendo los barcos durante décadas y por la sobrepesca.
También recordaba con mucho cariño esas inmersiones que hacían juntos, a casi 20 metros de profundidad hasta ese barco pesquero hundido hacía décadas. Solían explorar el puente de mando, las bodegas e incluso la sala de maquinas. Y rodeando el barco, miles de crustáceos, peces y moluscos.
Cuando se situaba entre miles de peces, le rodeaban por completo, y mirara donde mirara, solo veía preciosos peces de colores y aquellos simpáticos caballitos de mar, sepias y pulpos que cambiaban de color.
A los 30 años, tuvo la enorme suerte de formar parte de un equipo en un proyecto de limpieza del fondo marino en Lanzarote. El fondo, estaba siendo invadido por una plaga de erizos especialmente agresiva, contribuyó a que se regenerara el medio marino y a que volvieran a crecer las algas en la zona, con la consiguiente aparición de un gran número de peces... Aquello cambio su vida por completo.
La tarde estaba muy tranquila, con ausencia casi total de corrientes, pensaba bajar al arrecife, que empezaba a una profundidad de 12 metros y continuaba hacia abajo. A poco que se sumergiera, ya encontraba vida, se vería rodeado de mantas, cangrejos arañas, anguilas jardineras y bancos de barracudas y si tenía suerte, vería al pez trompeta tomando el sol. Era punto de encuentro de buceadores, así que igual tropezaba con algún otro audaz e intrépido aventurero.
Nadie disfrutaba como Miguel de la cara más oculta de los arenales.
Cuando está ahí abajo, desconecta totalmente del mundo, consigue una paz absoluta, que le dura incluso varias horas después de haber salido del mar.
Una bendita alarma lo separo de sus pensamientos, y Miguel saltó de su silla, pagó su consumición y se dirigió con paso firme, seguro y decidido hacia la playa, para desaparecer minutos después, abrazado y envuelto por las olas y transportado a un mundo extraordinario, fascinante y sorprendente…