viernes, 1 de enero de 2010

127. GALAPAGOS

No recuerdo cuando soñé con ir a Galápagos, no se cuando fue la primera vez, quizás como dice la canción “Recuerdo que hace tiempo, creo que antes de nacer…”
Todo empezó hace casi un año, con la frustración de un viaje a Isla de Coco que no pude hacer por problemas de fechas. “Ahora no me iré – me dije – pero cuando lo haga lo voy a hacer bien, ¡me voy a Galápagos!”

Debido a unas bajas, quedaban cuatro plazas para Septiembre, ahora faltaba buscar compañeros de viaje, pero por una u otra razón, nadie se apuntó. Puse un post en el foro por si alguien se animaba y nada. Pasaban los días, las plazas estaban disponibles para todo el mundo, iba a perder la oportunidad, siempre había viajado con amigos y no concebía ir solo. Pero tras una conversación con mi Mari que fue la que me animó a cumplir mi sueño, despejó mis dudas y porque no decirlo, también mis miedos, unos días antes de Reyes de este año, formalicé mi reserva.

A ella le dedico este relato, sin ella no lo hubiera cumplido.

03/09/09

Tras pasar una noche en el Hilton de Guayaquil, impresionante el hotel por cierto, salgo para el aeropuerto para volar a Galápagos, entre los nervios y el maldito cambio horario llevo despierto ya,desde las 6 de la mañana.

Tras un vuelo de hora y media llegamos a San Cristóbal, capital del archipiélago, allí nos esperan los que van a ser nuestros guías la próxima semana, Giancarlo y Rubén y conozco a mis compañeros de crucero, parecemos la ONU, 4 americanos, un inglés pareja de una holandesa, un sueco pareja de una inglesa, un japonés (que sería mi compañero de camarote) y los cinco españolitos, dos catalanes César y Toni (buena gente son del Español, no del Barca), un vasco Juan Carlos (también muy buena gente), un madrileño Ángel (éste de bueno no tenía nada) y servidor, un murcianico (el peor de todos).

El trayecto del aeropuerto al puerto, es de apenas cinco minutos, allí ya vemos leones marinos en el mismo puerto justo al lado de donde embarcamos, tan cerca que podemos hasta olerlos.

Pequeña presentación en el barco, preparamos los equipos y tras comer, partimos a Isla Lobos, a hacer un chequeo para ver el lastre que necesitamos. Y poco más se pudo hacer, por que no había nada que ver, de no ser por un par de leones marinos jugando, la inmersión hubiera sido bastante frustrante. El chequeo del lastre fue desastroso, primero cometo el error de pensar que el menor peso del botella de aluminio se compensa con la menor salinidad del agua, me tiro el agua y floto como una boya, luego le unes que las pesas que decían que pesan 2 Kg, no pesan 2 Kg, bueno al final acabé por el fondo cogiendo rocas, que como eran volcánicas y porosas no pesaban nada, tuve que acabar cogiendo una enorme para no irme como un globo, empezaron las risas.

04/09/09

Nos proponemos realizar la primera inmersión seria, y ya se nota en el briefing. Lo primero que se explica son las normas en caso de que alguien se quede solo arrastrado por la corriente, para arriba y a sacar una bandera despegable (no se utiliza boya), y en caso de no ser visto, a todos nos han puesto una baliza en el chaleco, para localizarnos vía satélite con un alcance de 9 Km.

Realizamos dos inmersiones en SEYMUR NORTE, el agua fría sobre 18º C, visibilidad sobre 20 m, corriente moderada, nada del otro mundo para quién le han salido los dientes buceando en Cabo Palos. Nada más caer al agua empieza el espectáculo, una cueva con tiburones puntas blancas y antes de darme cuenta, una sombra por encima nuestro, una manta de más de 4 metros, al fondo una tortuga y no llevo ni 5 minutos de inmersión. Dejándonos llevar por la corriente seguimos la inmersión, los puntas blancas están por todos lados, en cuevas descansando o nadando a media agua, más tortugas, bancos enormes de peces cirujano, el jardín de las anguilas, bueno impresionante

Al llegar a una especie de saliente la corriente arrecia, me acuerdo de la chulería de pensar, “tampoco es para tanto” al empezar la inmersión. El brazo del flash se dobla, me tengo que enganchar con un cabo de corriente y sujetar la cámara con las dos manos, aún así me cuesta. En estas condiciones imaginaros las fotos, la mayoría de recuerdo.

Al final nos quedamos solos mi compadre Angel y yo, él va con vídeo y yo con fotos, nos llevaremos bien, nos perdemos con la misma facilidad.

Repetimos una segunda en el mismo sitio, la corriente es aún más fuerte, al final de la inmersión en un segundo que me entretengo con unas fotos a unos tamboriles pasa todo el mundo arrastrado por la corriente, yo pienso que todavía no han llegado y me quedo esperando, tras un rato sólo decido subir y tengo el dudoso honor de ser el primero en estrenar la bandera.

Por la tarde realizamos una visita terrestre a Seymur Norte, a ver fragatas, piqueros patas azules, que estaban anidando, iguanas tanto marinas como terrestres y como no leones marinos. Como destacar, la ausencia de miedo de los animales hacía el ser humano, los podíamos haber tocado si hubiéramos querido. Giancarlo, el guía nos habla sobre la fauna y la vegetación de la isla. Tengo ocasión de comprobar como pega el sol en el Ecuador, aunque me he embadurnado de crema, acabo como un bote de Coca-Cola.

Tras esta excursión, partimos hacia uno de los dos grandes objetivos de este viaje, nos esperan 14 horas de navegación que se hicieron eternas, no por las condiciones de la mar, que fueron muy buenas, sino por las ganas de llegar a unos de los mejores sitios de buceo del mundo, la isla de WOLF.

05/09/09

A las 6 de la mañana ya estaba arriba, en el solarium, viendo como nos acercábamos a WOLF, es impresionante en medio de la nada la gran roca, alguien del foro (no recuerdo quién) dijo que le había impresionado las paredes verticales hundiéndose en el mar, y no puedo estar más de acuerdo, 300 m me dijeron, sino más, de pared de roca totalmente vertical.

En el briefing, se nos explica como va a consistir la inmersión, bajar rápido evitando que nos arrastre la corriente, sujetarnos como podamos y ver el espectáculo que vamos a tener delante. Nada más sumergirnos, me doy cuenta de que la temperatura del agua ha subido a unos 25ºC, la visibilidad regular, unos 15 m, y es curioso no es que tenga el agua partículas en suspensión, es como si hubiera niebla. También veo la total ausencia de corriente. Esto último me mosquea un poco, ausencia de corriente significa ausencia de vida y así es, no pillamos WOLF en pleno apogeo, aun así el espectáculo es grandioso.

Tiburones martillos por todas partes, en pareja, solos, en pequeños grupos, son tímidos y no se acercan mucho, algunas veces dan giros bruscos como asustados. En un momento de claridad se ve un grupo de unos 40, con sólo 15 m. de visibilidad, lo que tiene que haber en ese azul. Aparecen las omnipresentes tortugas, rayas águilas, bancos de cirujanos, morenas dentro de cuevas y aún más fuera de ellas. Las condiciones para las fotos son malas, si pongo el flash salen sucias y si lo quito oscuras, en fin hago lo que puedo. En la parada de seguridad, pasan rápidos unos delfines, que luego pudimos ver en el barco, saltando sin parar, por todas partes, sería una manada de más de un centenar de ejemplares.

Hacemos dos inmersiones por la mañana, pero por la tarde cambia la cosa y aparece la corriente, llevadera, y con ella el incremento de vida. Sobre todo en la última inmersión del día, ya atardeciendo, vemos un espectáculo aún mayor que el de esta mañana. Los martillos se les ve más activos, se acercan más, las rayas águilas vienen en grupo de 8 o 10 y aparecen los tiburones galapeños, mucho más confiados que los martillos. Con su ojo color bronce, nos observan al pasar a apenas 2 m de distancia, alguno incluso menos. Hay hembras enormes de 3 m. Tras permanecer unos minutos en un sitio, nos dejamos arrastrar por la corriente hacia otro lugar. No sabes donde mirar, donde no lo hagas, seguro que te pierdes algo. Esa imagen de un galapeño, saliendo de esa especie de niebla que había y pasando a escasos 2 m de mí, es una imagen que nunca podré olvidar. También se ven puntas blancas oceánicos.

Durante la parada de seguridad veo a los martillos pasar por debajo de mí, salgo del agua sabiendo que acabo de realizar la mejor inmersión de mi vida.

Después de haber estado buceando rodeado de tiburones sin ningún tipo de temor, una vez en la zodiac al ver las aletas cortando la superficie del agua, es curioso la sensación de desasosiego que produce.

Hacemos noche en WOLF, y muy temprano saldremos hacia el segundo gran objetivo de este viaje, el ARCO DE DARWIN.

06/09/09 – 07/09/09

Si impresiona WOLF, aún lo hace más la isla de DARWIN y su majestuoso arco, aún más en medio de la nada. Tranquiliza ver el mar, prácticamente como una balsa de aceite, estamos teniendo mucha suerte en este aspecto.

En el briefing, se nos explica lo que vamos a hacer, caer a unas especie de terrazas, mirad al azul y buscar nuestro gran objetivo en DARWIN, el tiburón ballena. Los guías sólo utilizarán la maraca, para avisar que han visto uno, por ninguna otra razón. Cuando se vea uno, se sale al azul, se nada un poco con él y se vuelve a la roca a ver si se ven más. Recomendaciones al bucear con ellos, cuidado de no ponerse delante, no tocarlo, y mucho ojo con la profundidad, en el azul y sin referencia te pueden hacer subir o bajar sin darte cuenta, y doy fe de ello.

Caemos a una de estas terrazas a unos 25 m y nada más aterrizar ya vemos el primero, está casi en superficie y es “pequeño”, unos 6 m., volvemos a la roca, no merece la pena. Pasan los minutos mirando al azul, se hacen eternos, me entretengo con alguna foto, un banco de caránjidos ENORME, y siguen pasando los minutos.

Cuando llevamos ya casi media hora la desesperación ha podido conmigo, ya estoy pensando en la siguiente inmersión, “quedan cinco todavía” me digo, sigo mirando el azul, me duelen los ojos de tanto esforzarme, al final la vista me enfoca, no al azul, si no a las partículas que flotan en él. Doy la inmersión por perdida.

Cuando menos me lo esperaba, suena una maraca, no me lo puedo creer, miro a mi izquierda y veo a Rubén, uno de los guías, saliendo hacia el azul, con una mano hace sonar ese aparato que produce un ruido que aborrezco pero que ahora sonaba a música celestial, con la otra señala delante de él. Salgo dando aletas y miro donde señala, pero no veo nada, vuelvo a mirarlo y le veo insistiendo en la misma dirección, sigo sin ver nada pero le sigo ciegamente.

De repente y justo allí donde Rubén me señalaba, aparece, al principio el azul un poco más oscuro, luego ya se dibuja la silueta que poco apoco se va definiendo, se le empiezan a ver sus característicos puntos blancos, hasta que se define por completo y aparece delante mía, el animal más impresionante que he visto en mi vida. No sabría decir lo que medía, 15 m, que se yo, me los imaginaba delgados, estilizados, de eso nada es ancho, muy ancho. La emoción me puede, pongo la cámara en modo P (semiautomático), no me pienso perder este momento abriendo o cerrando diafragma, y empiezo a dar aletas como si me fuera la vida en ello. Me pongo a la altura de su cabeza, me siento insignificante al lado suyo, aunque parece que no se mueve va a una buena velocidad, al no mover la cabeza ni el tronco y propulsarse sólo con la cola, da impresión de lentitud, pero de eso nada.

Con el rabillo del ojo veo que la gente empieza a volverse a la pared, decido seguir, no he venido a batir el record de avistamientos de ballenas, pienso aguantar este momento todo lo que mis piernas puedan. Me quedo sólo con él pero me empieza a echar adelante, su cuerpo es enorme, su aleta caudal tiene que tener 2 m o más, sigo dando aletas pero ya tengo las piernas como si estuviera subiendo el Tourmalet, hace tiempo que hiperventilo, me ha bajado a 29 m desde unos 15, aguanto un poco más, sigue bajando y a 32 m ya no puedo más, lo veo irse, se marcha, se pierde en al azul con la misma majestuosidad con la que vino.

Inicio el ascenso, mi preocupación es ahora recuperar el ritmo de respiración, no lo consigo hasta los 5 m donde hago la parada de seguridad, y allí solo, en el azul, en la inmensidad del Pacífico me doy cuenta del momento que acabo de vivir, se me cierra la garganta, se me humedecen los ojos, tanto tiempo soñando este momento y al fin.....

En esa inmersión se vieron 5, “Están aquí” me dijo Giancarlo “y los vamos a seguir viendo” y así fue, hasta un total de 22 avistamientos, récord de la temporada. Yo seguí con mi táctica aguantar lo máximo posible, y viví más momentos como el que os he relatado. A veces en el azul y sin referencias aparecían por donde menos te los imaginabas, en una ocasión uno que apareció por detrás casi me pasa por encima. El último que vi fue una pasada, cuando se retiró todo el mundo yo estaba encima de él, creo que no me veía y pensó que ya estaba solo, entonces bajó la velocidad y pude nadar con él, me acerqué mucho noté como cuanto más cerca estaba más fácil era seguirlo, lo tenía al lado, justo al alcance de la mano, si estiraba el brazo lo podía tocar y perdonarme los más puristas, no lo pude evitar, alargué el brazo y puse la mano sobre él, su piel era suave como el terciopelo, fue un instante, pero fue la mayor experiencia que he tenido nunca buceando, algo mío se quedó con él para siempre. Nunca había visto un animal tan impresionante.

En la última inmersión en DARWIN se vieron incluso orcas en superficie, hubiera sido ya demasiado verlas bajo el agua.

De vuelta para el centro del archipiélago, paramos en WOLF otra vez, haciendo otra inmersión memorable en el Derrumbe, definitivamente había realizado las mejores inmersiones de mi vida.

08/09/09

Volvemos al centro del archipiélago, vamos a hacer dos inmersiones en COUSIN’S ROCK (la Roca del Primo, vamos). Aquí cambiamos totalmente el chip, el objetivo son caballitos de mar, peces rana y vida más pequeña. La temperatura del aire ha vuelto ha bajar, y la del agua ni os cuento, 16ºC.

Las inmersiones son sencillas, sin corriente, localizamos los caballitos, los guías, Giancarlo y Rubén, nos localizan los peces ranas uno de ellos blanco, según parece muy raro de ver, y como siempre más tortugas, los leones marinos que hacen que las paradas de seguridad se pasen en un suspiro. Siempre hay alguna sorpresa, dos mantas aparecen, de las que yo vi sólo una, una escuela de rayas doradas y en la última localicé un caballito de mar embarazado, una buena noticia.

Por la tarde hicimos una excursión terrestre a la isla de San Bartolomé donde se puede apreciar claramente el origen volcánico de las islas, subimos a lo alto donde hay una vista increíble, observamos que estamos en una isla independiente de la más grande (Santiago), desde abajo parecía sólo una.

A continuación volvemos al barco y nos disponemos a hacer snorkel con pingüinos, no tuvimos mucha suerte y los pocos que había al ver a unos tíos con traje y gafas en el agua salieron de ella sin darnos oportunidad y los vimos fuera, no obstante por estas fotos sobre todo por la del león marino, creo que mereció la pena.

09/09/09

El último día lo empezamos con una excursión a la isla de SOUTH PLAZAS, seguía siendo impresionante la falta de miedo de los animales al ser humano. Una cría de lobo marino se nos acercó como un perrito, dejándose acariciar y también pudimo ver a una iguana híbrida, cruce de una marina con una terrestre, aunque los hábitos alimenticios ha heredado los de esta última. Como todos los híbridos son estériles.

Y llegamos a la última inmersión del viaje, inmersión que el trancazo que arrastraba del día anterior me pedía el cuerpo que no la hiciera, pero ¡que coño! ¡era la última! Alguno también se lo pensó, pero ya sabéis como son las cosas, “no hay huev….! y todo el mundo de cabeza, y la verdad es que nos podíamos haber quedado en el barco, porque no fue nada del otro mundo, un martillo y una tortuga a la vez nos vinieron a despedir en nuestra última inmersión, poco más destacable.

Después de comer nos acercamos a Puerto Ayora, donde visitamos la Estación Científica de Chales Darwin, donde se intenta con gran éxito la recuperación de las diversas especies de tortugas terrestres de Galápagos. De la especie de la isla de La Española de la que sólo quedaban 14 ejemplares ya se han reintroducido más de dos mil. No se dejó ver George, el último ejemplar de la tortuga de la isla Pinta, con noticias esperanzadoras, ya que hace pocos meses se habían descubierto en la isla Isabela, tortugas con un ADN casi idéntico. Seguramente llegaron allí desde la isla de la Pinta debido al naufragio de un barco que las transportaba y dan un rayo de esperanza para la conservación de esta especie.

Luego un paseito por el pueblo, compras, alguna cervecita, y tras pasar otra vez por el barco, vuelta a tierra para la última cena con alguna copilla después.

Y de vuelta a casa con un montón de fotos, unas regulares, otras directamente malas y mil experiencias que contar hasta aburrir. Ahora sólo me queda seguir soñando, seguir soñando que estoy buceando en Galápagos, la diferencia es que ahora al despertar sonreiré, porque sabré que mi sueño, lo he hecho realidad.

Agradecimientos:

A Bill Gates por poner corrector ortográfico en el Word, si se ha escapado alguna falta las culpas a él.

A la cerveza Fuster y al vino chileno.

A Giancarlo y Rubén por ser una guías inmejorables y profesionales, a Carlos el mejor camarero y a toda la tripulación del Agresor I, de las mejores que he tenido.

A mis cuatro compañeros de viaje por las risas, a ver donde preparamos el próximo. En especial a Ángel por grabar “mi momento”, como dice el tío Rosendo “Prometo estarte agradecido”.

A Scarlett Johansson, esto son cosas nuestras.

A todos los que os habéis tragado el ladrillo. Y también a los que no y sólo habéis visto las fotos.

Y por último y no por eso menos importante sino todo lo contrario, muy especialmente a mi Mari.