miércoles, 11 de noviembre de 2009

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Año 2010, los caladeros de pesca están agotados.
Tres de Junio, seis de la mañana.
Estaba nerviosa, a veinte metros de profundidad, cuando decidí detonar el explosivo. De repente una luz cegadora se erigió en la superficie. Mi nombre es Elisabeth y un día decidí pasar a la acción.
Dos horas después.
Ocho de la mañana, boletín informativo: “Nuevo ataque terrorista a un barco de pesca de la multinacional Fishtreends que faenaba a unas cinco millas de la costa. Dicho ataque ha sido reivindicado en un escueto comunicado por un grupo eco-terrorista, el denominado F.L.M. (Frente de Liberación del Mediterráneo).

A continuación leemos comunicado colgado en una página web de defensa del medio ambiente firmado por Elisabeth:
“Desde el Frente de Liberación del Mediterráneo nos atribuimos el ataque al pesquero Mare Nostrum de la multinacional Fishtreends que faenaba en zona restringida usando artes de pesca ilegales. Se advierte a todas las empresas que incumplan la normativa, que serán atacadas sin distinción de nacionalidad.”
Es el segundo ataque contra la flota pesquera de esta empresa en este último año. No ha habido bajas humanas ya que el mismo grupo había alertado al pesquero del ataque, pero sí cuantiosas pérdidas económicas.
El modus operandi de estos eco-terroristas desconcierta a la policía, según fuentes consultadas a dicho cuerpo creen que son un grupo entrenado de submarinistas que utilizan equipos de alta tecnología denominados “rebreathers”. Estos equipos, a diferencia de los convencionales, no generan burbujas al trabajar en un circuito cerrado, lo cual les hace difíciles de detectar desde la superficie. Además usan “scooters” subacuáticos, lo que les permite desplazarse a grandes distancias desde su barco nodriza hasta el objetivo y, muy posiblemente, algún sistema de emisión de radiofrecuencia que les hace invisibles a los sónares. Según la policía, han recibido un video del grupo con la localización exacta del barco en el momento antes de la explosión, en el cual también se aprecia que las redes usadas por este pesquero son cuatro veces más grandes de lo permitido por normativa.

¿Héroes o villanos? Entre los mismos pescadores la opinión está dividida. Muchos están a favor de estos ataques. Dichos pescadores y entidades ecologistas están hartos de denunciar las malas artes y la competencia desleal de las grandes compañías pesqueras a la administración, la cual, según ellos, les hace caso omiso a sus protestas. Otros, sin embargo, opinan que el uso de la violencia para resolver cualquier tipo de conflicto no es la solución y exigen la captura de los responsables y su encarcelamiento.
Lo que sí es cierto es que desde que los caladeros del Atlántico y de África se han agotado, los grandes buques de pesca se han desplazado hacia la zona oeste del mediterráneo, donde llevan faenando desde hace varios meses sin ningún tipo de control y con total impunidad. La policía baraja la posibilidad que sean los mismos pescadores organizados quienes perpetuán estos ataques. Otras fuentes advierten que pueden ser grupos de mercenarios contratados por entidades ecologistas…”
-Elisabeth, ¡Despierta! ¡Te has vuelto a quedar dormida, tenemos que volver al trabajo! Recuerda que no todos los días se cambia de milenio, y hay que cubrir esta noticia…
-Antonio, dime una cosa- responde ella- ¿tú sabes donde hacen cursos de submarinismo?